Jeremiah Akin

Hay un pasaje de «Sobre la libertad» de John Stuart Mill que cambió fundamentalmente mi forma de enfocar las comunicaciones: «El que sólo conoce su propia versión del caso sabe poco. Sus razones pueden ser buenas, y puede que nadie haya sido capaz de refutarlas. Pero si es igualmente incapaz de refutar las razones del lado opuesto, si ni siquiera sabe cuáles son, no tiene motivos para preferir ninguna de las dos opiniones.»

Esta idea se ha convertido en el centro de mi trabajo de estrategia de contenidos: no se pueden crear mensajes realmente eficaces hasta que no se comprende la perspectiva de la audiencia con la suficiente profundidad como para abordar sus preocupaciones genuinas. Se trata de humildad intelectual y de reconocer que las comunicaciones más sólidas surgen de la comprensión genuina de diferentes perspectivas, no solo de reforzar la propia posición.

Tanto si estoy desarrollando estrategias de alineación de las partes interesadas, creando contenidos que deben resonar en diferentes mercados, o simplemente comunicándome con colegas que aportan conocimientos diferentes, este enfoque de tratar de entender antes de tratar de ser entendido ha demostrado ser inestimable. Hace que las conversaciones dejen de ser debates y se conviertan en una colaboración para resolver problemas.