Un comportamiento fundamental que separa a los reclutadores de alto rendimiento de los que se deslizan año tras año es la disciplina de establecer objetivos viables.

Aunque la mayoría de los reclutadores comprenden la importancia de fijar objetivos, muchos no lo hacen con eficacia. La gran mayoría de los objetivos son cifras generales a las que aspirar mensual o anualmente, pero se quedan cortos a la hora de tener un plan centrado en la producción que dicte exactamente cómo dirigir una oficina cada día.